Hoy presento una miniatura que pinté por septiembre del año pasado, y en su día no enseñé antes de retomar el blog. La he sacado unas fotos principalmente porque estoy liado ahora pintando mi segundo gran cañón imperial y me ha dado por hacer bases únicas y no poner a cada miembro de la dotación suelto como hacía antes. Por eso me he puesto a adaptar mi viejo arsenal imperial y el hellblaster es el primero en recibir su nuevo aspecto. En próximas entradas mostraré el nuevo gran cañón terminado y de paso repintaré un poco el viejo que me ha acompañado desde hace tanto.

La miniatura de siempre me ha encantado, y cuando empecé en esto por quinta edición era un arma terrorífica. Es curioso como edición tras edición del libro el pobre hellblaster va perdiendo potencial destructivo, aunque en el último libro parece que ha ganado un poco con la combinación casi obligada del ingeniero, que le permite usar su HP y además repetir uno de los dados de problemas.

Para la base he utilizado tres peanas de caballería unidas y algunos detalles como la munición del hellblaster de plástico, pero este de metal me gusta bastante más que el actual, porque su dotación tiene mucha personalidad, que hace parecer la escena un pequeño diorama.